miércoles, 3 de julio de 2013

Indiferencia.

Era un día como otro cualquiera, la historia no empieza de forma muy original, pero así empieza. El sol yacía ya medio caído en el inmenso cielo azul, que comenzaba a tornarse de un tono rosa anaranjado. Ella estaba sentada en un columpio, bastante viejo, compuesto por un neumático descolorido y dos cadenas a ambos lados un tanto oxidadas. Se mecía levemente, muy poco a penas, provocando un chirrido desagradable, pero a ella no parecía importarle, al menos, no mucho.
Tenía la mirada fija en algún punto, sus ojos, marrones, ambarinos a la luz, eran bastante... extraños, podría decirse así. Uno de ellos, de vez en cuando, tenía un temblor en el párpado, en concreto, el izquierdo. Ni ella misma sabía el porqué de aquel temblor. Pero ahí estaba. Sus zapatos, rozaban el suelo siguiendo lo que parecía un compás. Un, dos, tres. Un, dos, tres. Sucesivamente. De ahí que la punta estuviese tan desgastada.
Pensaba, eso supuse. No quise decirle nada, me quedé sentado a su lado. Tenía una ligera idea, de qué podía estar pasando por su cabeza en ese instante, pero sabía que ella no me lo iba a decir. No como otras veces lo había hecho. La miré, pero enseguida agaché la cabeza. Ella se mantenía fría, como si se tratase de una piedra. No sé porqué, mantenía la esperanza de que me hablase, pero algo me decía que no iba a hacerlo. Me quería ir, pensaba de echo en irme, no sería la primera vez que lo hacía, pero estaba clavado en el suelo. No sabía que hacer. Igual si le hablaba... no, no, mala idea. Aquel silencio era tan largo e incómodo, que comencé a mirar la hora del móvil. Joder, que asco. La volví a mirar, pero nada, seguía sin reaccionar. "Reacciona, pégame, grítame, pero haz algo" pensé. Pero seguía igual, ¿cuánto tiempo mas tendría que soportar esto?. Volví a mirar la hora del móvil, no había pasado ni un triste minuto, genial.
¿Qué hago? ¿le hablo?..
-Si vas a estar así chica, para eso me voy.
Giró la cabeza en mi dirección, clavó sus ojos en mí.
+Vete entonces.
Lo dijo tan seco, tan frío, no parecía ni ella. ¿En serio esto era culpa mía?... Me enfadé, me levanté, la miré una vez más. No le dije adiós. Comencé a andar, y cuando apenas llevaba 10 pasos, oí el chirrido del columpio, esta vez muy fuerte. Me giré, ya no estaba sentada en el. Se iba corriendo en dirección opuesta a la mía. Y no se porqué, en ese instante, tuve la sensación de que no volvería a verla jamás. De que la había "perdido".

domingo, 12 de mayo de 2013

Over the love.

"Un puñetazo en el estómago, no encuentro nada que se le asemeje más, es increible lo que una simple frase puede lograr. Como puede cambiar todo en cuestión de unos pocos segundos.
Me faltaba aire, me dije a mi misma que era imposible, no quería asimilarlo, tampoco podía. Pero sin embargo, ahí estaba, escrito, doliente. En ese momento creí tener la palabra "estúpida" tatuada en la frente. Así me sentía."

Todos lo sabían, era estúpido ocultarlo, no serviría para nada. Me sentía acosada por los varios pares de ojos que me observaban, si veía a alguien susurrar, pensaba: esta hablando de mi. 
Le buscaba con la mirada, no se si realmente quería encontrarlo, pero le buscaba. El piano sonaba inundando cada ápice de el enorme salón. Empecé a chocarme con la gente, me dije: -tranquila, no pierdas los nervios, no es el momento ni el lugar-. Comencé a desesperarme. La gente hablaba tan alto, bailaban, reían, con sus caros vestidos, sus trajes pomposos... Mientras mi cabeza comenzaba a dar vueltas, vueltas y más vueltas. -Por favor que alguien me saque de aquí- pensaba, el piano pareció sonar más fuerte, iba sin rumbo, no paraba de chocarme..
+¡Nay! oh vaya, que sorpresa, no te esperábamos esta noche.
-Bueno...yo... no pensaba
+Ya que estás aquí, ¿por qué no subes al escenario y nos cantas algo?
-No.. yo.. en realidad ya me iba..
+Vamos no seas tímida
Ante la insistencia del director de la orquesta tuve que subir, si antes pensaba que me observaban, ahora si me miraban todos, todos, menos uno.
Comencé a cantar, intenté por todos los medios que no me temblara la voz, el piano me acompañaba.
la luz era tenue, la gente había parado de hablar, mi voz se elevaba. 
Entonces, fue cuando nuestras miradas se encontraron, y el tiempo se ralentizó.
Pude observar como la copa del caro champagne se le resbalaba poco a poco de entre sus manos. Sus ojos se clavaron en los míos. Morirme, eso quería en ese instante.
El piano cesó, la canción acabó. Bajé las escaleras del escenario tan rápido como pude, pero la seda amarilla del vestido se me quedó enganchada en uno de los salientes de la barandilla dorada, tiré y se rasgó.
La gente seguía mirándome, él me miraba, lo notaba.
-¿Quién es?-preguntó una de las señoras que portaban una ostentosa peluca rubia.
+Solo una más, que se dejó atrapar en las redes de nuestro querido anfitrión+ contestó el que parecía ser su acompañante, con una leve risa al final.
"Solo una más" pensé.
Una lágrima se resbaló por mi mejilla, mientras huía del enorme salón, de la enorme mansión, de él.






jueves, 28 de marzo de 2013

Ten thousand promises, ten thousand ways to lose.

Impotencia, simple y medianamente cuestión de impotencia.
Otro día más, me ayo aquí sentada, con el vacío aquel, que las palabras no pudieron defender, palabras que en mi mente habitan desordenadas, no consiguen encontrar la línea que las podría llegar a definir o colocar en una frase. Por ello, hace mucho que no escribo, hace mucho que no puedo.
Estoy atascada, indecisa, impotente. Prueba de ello, es que no se ni continuar este texto...

"Las razones son muy claras, pero no las quiero reconocer. Es culpa mía, puesto que he despertado los demonios que debí dejar mucho tiempo atrás. No se continuar, porque estoy atascada en el pasado, me cuesta mucho olvidar, si me asaltan los recuerdos, incluso en persona, aún cuesta mucho más. Estoy indecisa, en todo. Constantemente tengo que estar tomando decisiones, "mi futuro" dicen, (y yo constantemente creo que estoy cometiendo errores), ni si quiera soy capaz elegir que ropa llevar al día siguiente. Soy Impotente, ante la cuestión de tener diez mil promesas a cuestas, no precisamente mías, pero si hechas para mí, y 10 mil maneras de perderme en cada uno de los segundos que avanza el reloj. Sin tener consejos, ni formas o maneras, para saber pararlas."

...Y, quizá, después de mucho tiempo, siga sin saber continuarlo.



martes, 19 de febrero de 2013

¿Adiós?..

¿Por qué seguir? dime, ¿por qué seguir si todo carece de sentido?, ¿a caso no has visto que ya no quedan palabras por leer? o ¿es quizá ese el problema? que no ves..
Y todo a su fin debe cobrar significado, el cual no tiene por que ser fácil de comprender, quizá sea mas bien retorcido, si, exacto, es retorcido, a fin de cuentas, como tú.
Aunque, en el fondo, no es de extrañar que acabe así, ¿no crees?; si al mirar en el espejo ves sombra, en vez del propio reflejo, aunque como mencioné antes, es posible que no veas (lo que yo veo)
Quizá el imán halla tornado los polos, o quizá en el fondo sea la que escribe la que esté en error, quien sabe, es posible.
Y si esta reflexión carece de sentido ¿qué culpa tengo yo? la vida no lo tiene (o si)
Quizá leas, o no, puede que pienses, puede que no, ¿acaso importa ya?
Decide tú(¿?).